Chi y Kunts

Qi o Chi es el soplo vivificante, el aliento vital, que da la vida y que circula por todos los seres vivos y Kunts es arte, y el arte es creatividad y la creatividad se inicia desde el primer momento que el universo nos deposita en esta vida y al vivirla, comienza a circular por nosotros esa energía universal que llevamos a nuestra única e irrepetible unicidad dentro de la dualidad que somos y en la que vivimos, hasta que de alguna forma, nos vamos y retornamos al inicio de lo que fué soplo, aliento o energía. Pero mientras tanto, creamos una comunicación que se refleja, como una estela, en un espacio energetizado, cuyo origen está en la luz, y así, entremezclados el cielo, el espacio y los seres que viajamos por este mundo de partículas o de ondas, llegamos a la conclusión de que entre nosotros y las cosas que manejamos, todavía existen unos pequeños y extraños seres .... silenciosos, lentos y longevos, llamados tortugas.
Y desde esta panorámica visión estais invitad@s a participar en el Gabinete de la Tortuga de la Estación de Atocha (Madrid).


LA VIDA DE UNA TORTUGA ES ALGO MAS QUE LA VIDA DEL CUERPO

Como el cuerpo viviente incluye la mente, el espíritu y el alma, vivir plenamente como un tortuga nos enseña que la vida del cuerpo además de ser mental, espiritual y anímica, debe sustentarse en un espacio acuático y soleado, el eje agua-fuego, origen de la vida, adaptando todo su conocimiento ancestral a las circunstancias del momento en el que vive, y aun cuando su espacio vital sea urbano, ruidoso, ajetreado, artificial...la torturga se mantendrá tranquila, relajada, y disfrutará del trocito de piedra, en el que sale a respirar, a participar de la vida social apoyando sus patitas, sin molestar ni molestarse por las patitas de otras tortugas cuyas intenciones se asemajan a las suyas, practicando el "Vive y deja Vivir". Sus ojos amarillentos, entornados para agudizar mejor su visión, reposarán en el horizonte perdido de su estanque, la miramos y queremos creer que ella nos mira, que nos observan, unas encimas de otras, desde esa distancia impuesta por la estetica del pequeño lugar al que un día llegó una y después otra y otra, y ahora, son todas como una gran familia que se asoman a los balcones de piedra al gong¡ del oportuno rayo de sol que atraviesa las cristaleras de la estación. Y allí están lindas ellas, guapísimas con sus sombreros de hojitas verdes sobre las conchas, repartiendo sonrisas entre los viajeros que esperan, sorprendiendo a los que llegan, deleitando a los que nos acercamos a ver si todavía siguen alli, si estan bien a pesar del agua oscura, si les han añadido más balcones para sus ratos de ocio, si ha aumentado mucho la familia... En fin, que en esa visita a su recinto, todos somos un poco tortuga, en cuerpo, alma y espíritu, y cuando nos tenemos que ir, porque llega el tren o porque nuestro viaje no finaliza tampoco allí, nos
vamos sonriendo, las tortugas sabias de la estación de Atocha, seguro que saben que forman parte de nuestro recuerdo, de nuestro corazón de niños grandes y pequeños.



viernes, 23 de abril de 2010

El día que Pompof ascendió...como Cervantes.

El espiritu de Pompof se ha ido al Universo. De él todavía queda un cuerpecillo muy bello que recibirá sepultura mañana. En mi, queda de él un pedazo de vida compartida, 17 años de ronroneos, miradas, caricias, paseos por la casa y ultimamente, por la escaleras, que se convirtieron en su jardín favorito y su lugar de relación con los vecinos. Fue un maravilloso compañero de viajes, ya fuese por las montañas, playas, parques o lagunas. Sabía que estabamos de viaje o de paseo, y le bastaba. Recuerdo sus miradas, con sus sus ojillos amarillos relucientes y entornados, como copiloto o desde los refugios que le prepaba para que se encontrá protegido, como buen felino, cuando los espacios en los que nos parabamos eran muy abiertos. Además, fue un catador excelente de jamones, yogures y hierbas, le gustaba también, el chorizo picante y en sus últimos días, se animó a probar otras proteínas. Le encantaba descubrir y observar todo lo que ocurría a su alrededor, estuviese donde estuviese, balcones, coche, tren, la bolsa negra en la que iba colgado de mi hombro. Todo esto y más, ha sido su vida y la mía. Y esta madrugada, nos despedimos, respiraba lentamente, estaba tranquilo, y creí, que dormía... su preciosos ojos amarillos, su carita pequeñita plena de paz, de amor... que es lo me aportó en toda su existencia, AMOR, desde aquel día que llegó a quedarse junto a mi. Adios Pompi. Estás flotando en el aire, subes y subes y ya habrás descubierto otras cosas. Desde la pequeña Tierra, tu hija Sabina y yo nos acordaremos siempre de ti. No nos olvides. Te queremos. Alicia te ha traído tulipanes rosas, seguro que te gustan, como te gustaron las hojas de los ginkos o la cola de caballo, tu favorita. Hasta siempre gato querido.

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